Cuando la violencia obstétrica continúa...

La violencia contra la mujer incluye, ente otras formas, la violencia a la mujer que esta embarazada y a la que atraviesa el alumbramiento, sea por  parto natural o cesárea.
El personal médico puede ser violento cuando no informa a la parturienta los riesgos de determinadas maniobras, cuando es irónico en sus dichos hacia ella, cuando no contesta a todas sus dudas.

Personalmente no estoy a favor de un parto sin personal médico. Es hermoso un parto natural, como nuestros ancestros tuvieron  pero comprendo que hay ocasiones en que el médico es necesario para evitar riesgos a nuestros hijos. Eso no significa que los dejemos ser los protagonistas de nuestro alumbramiento , porque es un derecho de las mujeres.

Más allá de que sufrir maltrato en este momentos tan sensible y especial en la vida de toda mujer es inaceptable e indeseable, lo peor es que no acaba al salir de la sala de parto.

En mi opinión, ese tipo de violencia, denigración, relación desigual de poder que ejercen los equipos médicos comienza en la etapa del embarazo y continuará hasta que nuestros hijos crezcan si se lo permitimos. Sería una violencia post-parto y más adelante, violencia materna.

¿ Por qué?

 Porque muchos  pediatras y/ o especialistas médicos:

• no tienen en cuenta las observaciones de la madre con respecto a la salud del bebé
• minimizan las preocupaciones de las madres
• exigen a las madres sin explicar claramente lo que esperan que haga
• no practican la empatía con sus pacientes, especialmente cuando ellas más lo necesitan que es en el puerperio.
• no escuchan las dudas de las madre ni las responden con sinceridad
• ocultan información acerca de la evolución de ciertos cuadros o la disponibilidad de profesionales y/o técnicas que podrían ayudar (en caso de discapacidades, patologías, etc)

Y como cierre de estas reflexiones basadas puramente en mis experiencias personales, admito que aún confío en la medicina, aunque he sufrido violencia obstétrica, post-parto  y materna. Lo que  intento es estar más informada, más confiada en mis capacidades como madre y tener un sentido crítico ante cualquier acto médico para poder exigir RESPETO, INFORMACIÓN y BUENA ATENCIÓN.

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